El Tribunal Supremo ha resuelto una de las cuestiones más controvertidas en materia laboral de los en los últimos tiemposs: el salario base puede situarse por debajo del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), siempre que la retribución anual total del trabajador supere el mínimo legal.
La Sentencia 556/2025, de 5 de junio, pone fin a la confusión generada entre empresas y profesionales sobre cómo debe aplicarse el SMI en la práctica. Según el Alto Tribunal, lo que debe compararse no es el salario base mensual, sino la suma total anual de todos los conceptos salariales, incluidos pagas extra y complementos.

El caso parte de la impugnación del Convenio de la Industria Textil y de la Confección de 2023 por parte del Ministerio de Trabajo, que consideraba que algunas categorías profesionales fijaban salarios base por debajo del SMI.
Tanto la Audiencia Nacional como ahora el Supremo han desestimado esta interpretación, recordando que el SMI actúa como un umbral mínimo anual, no como una referencia directa para el salario base.
El Tribunal reitera el criterio ya establecido en 2022: lo relevante es la retribución global percibida en el año, incluyendo pluses, incentivos o complementos variables. En consecuencia, un convenio no incumple la normativa si, aunque el salario base esté por debajo del SMI mensual, la remuneración total anual del trabajador supera los 16.576 euros brutos fijados para 2025.
La sentencia aclara que no es necesario modificar automáticamente los salarios base de las categorías profesionales para igualarlos al SMI, siempre que el total anual esté por encima del mínimo legal.
Eso sí, las empresas deben revisar sus estructuras salariales globalmente para garantizar que, en ningún caso, los conceptos fijos y complementarios sumen una cuantía inferior al umbral legal.
Asimismo, el Tribunal advierte que los convenios colectivos pueden mantener su propia estructura retributiva, mientras respeten el mínimo anual. La función del SMI, por tanto, no es sustituir al convenio, sino garantizar un límite inferior de protección al trabajador.
Esta sentencia aporta seguridad jurídica y coherencia al sistema retributivo, especialmente en sectores con gran diversidad de complementos salariales.
Para las asesorías laborales y departamentos de recursos humanos, el mensaje del Supremo es claro: lo que importa no es el salario base, sino el total efectivo que recibe el trabajador a lo largo del año.
La clave está en revisar con rigor los importes anuales, mantener una trazabilidad transparente de los complementos y evitar interpretaciones restrictivas que puedan generar costes innecesarios o conflictos laborales.